Escribe: Patricia Alata, coordinadora de proyectos de Lima Cómo Vamos


Desde hace varios meses hay una controversia sobre la modificación de los estándares de calidad ambiental (ECA) para aire en el país, la que tuvo como hito clave la aprobación y modificación, el último 7 de junio, de los límites máximos aceptables en algunos tipos de contaminantes. La discusión de este tema es necesaria y debe ser aprovechada para ir más allá –sin dejar de lado el análisis técnico sobre la pertinencia de ablandar algunos estándares ya existentes-, para también atender la urgencia de implementar medidas que mejoren la situación actual, que presenta cifras tan terribles como que esta es la causa de 6.5 millones de muertes cada año.   

Para el caso de Lima, los tipos de contaminantes medidos son PM10, PM2.5, dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2) –este último el principal punto controversial sobre los nuevos ECA, pues se ha flexibilizado su estándar-. De los cuatro tipos de contaminantes mencionados, la capital debe prestar mayor atención a los dos primeros, dado que son aquellos que tienen mayor presencia en promedio anual y cuyos efectos son principalmente vistos en entornos urbanos.

Las partículas PM10 y PM2.5 consisten en cualquier material que se encuentra suspendido en el aire y cuyo tamaño se encuentra entre 0.0002 y 500 micrómetros (cada micrómetro equivale a la milésima parte de un milímetro). Así, mientras más pequeña sea la partícula, más sencillo es para esta ingresar al sistema respiratorio o sanguíneo. La Organización Mundial de la Salud usa estos contaminantes para medir la calidad del aire y señala que en Perú, según estimaciones al 2012, han fallecido 4,239 anualmente por consecuencia de exposición a estas. Particularmente, la medición de PM2.5 (más pequeña que las partículas PM10) se está convirtiendo en un indicador relevante para medir el nivel de riesgo al que están expuestos los habitantes de una ciudad.

Gráfico 1. Promedio de concentración de PM 2.5 en Lima Metropolitana

Las partículas PM10 y PM2.5 son principalmente generadas por procesos de combustión del parque automotor y fábricas. Como principales efectos sobre la salud se encuentran la irritación de ojos y vías respiratorias, así como casos más graves de asma, bronquitis y hasta enfermedades cardiovasculares.

La problemática ambiental, y especialmente la vinculada a la calidad del aire, suele ser considerada como un tema poco relevante para la ciudadanía. Sin embargo, los estudios de percepción que realiza Lima Cómo Vamos desde el año 2010 revelan lo contrario. Según el último informe, en la capital, de una lista cerrada, el transporte público y la contaminación ambiental ocupan el segundo y tercer lugar de prioridad como principales problemas a atender en la ciudad, solo después de la seguridad ciudadana.

Gráfico 2. Principales problemas que afectan la calidad de vida en Lima y Callao

Para ahondar en la percepción de problemas ambientales, al consultar sobre los tres principales, la calidad del aire tiene alrededor del 20% de menciones; sin embargo, la contaminación por vehículos ocupa el primer lugar y la falta de árboles el segundo.

Gráfico 3. Percepción de principales problemas ambientales en la ciudad

Esta percepción no está lejos de la realidad. En las ciudades, especialmente una con las características de Lima, la movilidad de las personas está fuertemente vinculada a la calidad del aire de la misma. La antigüedad del parque automotor, la mala gestión del tránsito y la promoción de los viajes individuales generan niveles de contaminación altos así como mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Esta problemática, a su vez, afecta la calidad del espacio público y, a su vez, pone en riesgo a quienes se ven mayormente expuestos: las personas con menos recursos. Según el estudio de percepción de Lima Cómo Vamos, el 46% de limeños está insatisfecho con la calidad del aire, así como el 57% de chalacos. La cifra se agrava en Lima Sur, donde la insatisfacción alcanza un 55%.

¿Qué alternativas tenemos? Muchas, principalmente la mejora de la movilidad. Dado que más del 70% de limeños y chalacos se movilizan principalmente en transporte público, la modernización y ampliación del mismo debe ser una prioridad, dando a la ciudad un sistema articulado, ecoeficiente y atractivo. Esto va acompañado de la mejora del espacio público, dotando de veredas de calidad, ciclovías adecuadas y más áreas verdes adaptadas a las necesidades de Lima. Adicionalmente, debe haber una correcta fiscalización a las industrias y mayor exigencia para que los niveles de contaminantes no representen un riesgo a la salud.

Gráfico 4. Principal medio de transporte para ir a trabajar o estudiar en la ciudad

Así también, debe de pensarse en la transición a energías más limpias y renovables –que debiera de dejar de estar en el imaginario a largo plazo-. Esto nos permitirá mejorar la calidad del aire y, a su vez, mitigar las emisiones de CO2, las que generan otros problemas ambientales, sociales y económicos vinculados al cambio climático. Solo por que un sistema de transporte masivo como el Metropolitano use un tipo de energía más limpio como el gas natural, se ha evitado la emisión de 152,483 toneladas de CO2.

Implementar las medidas necesarias para mejorar la calidad del aire en Lima y Callao permitirán disminuir no solo los impactos negativos que tienen los contaminantes en la salud, sino mejorar las condiciones de vida en otros aspectos: permitirá que poseamos medios de transporte colectivo más eficientes y atractivos, los gastos por atención de problemas en salud y horas por transportarse también se reducirán, lo que tendrá un efecto indirecto en la reducción de pobreza y mejora de la calidad de vida en general.

Por supuesto, implementar estas medidas no puede dejar de lado que es necesario ser exigente con los estándares mínimos que aseguren la calidad ambiental. Así, la flexibilización de algunos ECA es un retroceso que tendrá sus efectos en las poblaciones y ciudades ubicadas cerca a las industrias emisoras de dióxido de azufre, y que pondrá en mayor riesgo a, como suele ocurrir, aquellas personas en condiciones más vulnerables y con menor capacidad de enfrentar los daños. Si la calidad de vida no es compartida por todos, no podemos creer que estemos avanzando.